Nuestra historia fundacional
Los escritorios de madera viejos y chirriantes en habitaciones con poca luz, ventanas rotas y pisos andrajosos son típicos de los entornos de aprendizaje en las escuelas de bajo costo. Los recursos limitados y el perpetuo ausentismo docente debido a la baja motivación son la norma. Esta fue la experiencia de Ivan Agaba, el fundador de Imani Schools, que asistió a una escuela primaria de bajo costo. Él y sus compañeros aspiraban a convertirse en personas influyentes en la sociedad, pero la mayoría nunca vio cumplido este sueño.
Nacido y criado en Kisubi, un pequeño pueblo a 34 kilómetros de Kampala, Agaba enfrentó importantes desafíos. Como su padre estaba lejos para continuar sus estudios en el extranjero, su madre, profesora de secundaria y único sostén de la familia, sólo podía permitirse enviarlo a la mejor escuela disponible en su vecindario, que era deficiente. A pesar de estas dificultades, se espera que los niños de escuelas de bajos ingresos se presenten a los mismos exámenes nacionales y reciban las mismas calificaciones que sus compañeros más privilegiados.
La vida de Agaba mejoró cuando se matriculó en el prestigioso St. Mary’s College Kisubi, donde su madre enseñaba y obtuvo una beca para cubrir la mayor parte de los gastos. Allí se encontró con la marcada disparidad entre su educación primaria y secundaria. Inicialmente luchando con poca confianza y desafíos académicos, Agaba finalmente alcanzó a sus compañeros, destacó en sus exámenes nacionales y asistió a la universidad. Este éxito lo llevó a una carrera empresarial corporativa.
Sin embargo, llegó un momento que cambió mi vida mientras trabajaba como voluntario en una escuela secundaria en Nansana. Agaba conoció a estudiantes que, como él, habían experimentado una educación básica deficiente y eran tímidos e incapaces de expresarse con claridad. Estos brillantes estudiantes le recordaron sus luchas. Se dio cuenta de que una educación básica de mala calidad seguía poniendo en desventaja a los adultos jóvenes en el mercado laboral, compitiendo contra pares con antecedentes educativos más privilegiados.
Esta comprensión inspiró a Agaba a cambiar la narrativa para los niños de comunidades de bajos ingresos ofreciendo educación de alta calidad y bajo costo. Nacieron las Escuelas Imani. El proyecto piloto se inició en enero de 2017 en Nansana, un suburbio densamente poblado de Kampala, y se centró en:
- Proporcionar entornos de aprendizaje propicios
- Garantizar el 100 % de asistencia de los profesores y el compromiso con los estudiantes
- Adaptación de estructuras de pago favorables que permitan a los padres mantener a sus hijos en la escuela durante todo el año escolar.